miércoles, enero 23, 2013

Sólo el amor...

Sólo el amor
engendra la maravilla
(S.R.)

De pronto ves los pechos de una modelo, finos y hermosos –te parecen deliciosos, no lo niegas– y evocas los pechos de tu amada: llamativos, mágicos, frutales. Por tal evocación amas un poco los pechos de la modelo; y entiendes que alguien imparcial sólo vería dos bellezas repetidas…

Los pechos de la modelo no dejan de recrearte, pero tal vez no los deseas, no los necesitas. El amor te da una calma nueva, y no te urge acaparar la belleza del mundo. Sigues contemplando a la modelo, con sabia tranquilidad; deseando besar los pechos de tu amada, y el aire de la habitación te llena, te agranda.

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